Laura Because y las manzanas

Por Mar de Alvear

Ingeniera informática de profesión y fotógrafa de pasión. ¡Y qué suerte que esta debilidad la comparta a través de su cuenta de Instagram!

Nació en Bilbao y allí es donde reside. Hace unos ocho años, sintió curiosidad por la fotografía gastronómica y empezó a formarse. Cree que a veces la técnica desplaza parte de la esencia y del mensaje que se quiere trasladar. Por eso, confiesa que en sus fotografías tanto culinarias como del ámbito lifestyle, a veces, busca la imperfección. Ella, Laura Because, se siente cómoda y se divierte con dicha paradoja. 

¿Hay algún alimento que sea tu obsesión fotográfica?

Las manzanas de los manzanos de mi padre. Son tremendamente imperfectas y preciosas. Tiene varias especies de manzanos, así que hay variedad de formas, tamaños y colores. 

Durante un montón de años eran excesivamente ácidas, creo que porque los árboles eran aún muy jóvenes, o puede ser porque mi padre es un impaciente y las recogía antes de tiempo. En cualquier caso, las marginábamos y no les prestábamos ninguna atención. Tengo un poco de cargo de conciencia con eso; la sensación de no haber aprovechado lo que la tierra nos ofrecía, de haberlo despreciado. Hace ya tiempo que recogerlas es mi actividad favorita del final del verano y las fotografío hasta la saciedad. Cada cesto que llenamos me parece un regalo, me emociona verlas y he de decir que además ahora están buenísimas.

¿Alguno se te resiste? 

Alimentos en general, creo que no, pero platos cocinados muchos, ¡muchísimos! Pero soy perseverante y no tiro la toalla. 

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¿Consideras alguno como especialmente complicado?

Casi todos los platos, sobre todos los salados tienen su aquel. Hay platos superricos y sencillos, que luego tienen poco interés en una foto. La tortilla de patatas sin ir más lejos. Son platos que tienen que estar en contexto para que te digan algo en una foto.

¿Te gusta comer?

No puedo vivir si ello. Me chifla. 

¿Qué producto es imprescindible para ti? 

Un buen aceite de oliva virgen extra. 

¿Y cuál o cuáles son esos alimentos que te fascinan?

Siento predilección por los quesos artesanos, el Ossau Iraty y el Bleue des Basques son dos de mis favoritos.

¿Qué es para ti una buena mesa?

Buen producto y tiempo de saborearlo y valorarlo. Eso y una larga sobremesa en buena compañía. 

Si visitamos tu ciudad, Bilbao, ¿qué pistas gourmet nos sugerirás? 

Me quedo en mi barrio, el Ensanche de Bilbao, y os recomiendo el café buenísimo y el pincho de jamón en La Viña del Ensanche. Por supuesto, el pincho de txangurro de El Globo y os diré que toméis un vino y un pincho en El Sacacorchos. Para cenar, un japonés como El Kuma. Sí, un japonés en Bilbao porque el producto local es magnífico y la ejecución es impecable. 

A la hora de hacer la compra, ¿cuáles son tus direcciones clave? 

Compro en los comercios locales, pequeñas fruterías, pescaderías. La carne la compro a un ganadero que tiene una pequeña producción en Bedarona y que cada tres meses hace una matanza y reparte “packs” entre gente conocida. Congelo la mayoría y los vamos comiendo hasta que vuelve a ser día de reparto. 

Como capricho me gusta mucho ir a los mercados de pequeños productores del país vasco-francés: Bayonne, Biarritz, Bidart. Aquí tenemos aún mucho que aprender a valorar la pequeña producción, pero todo se andará. Creo que es bueno empaparse de lo bueno de nuestros vecinos y en este terreno nos llevan ventaja. 

Antes de terminar, dinos alguna lectura gastro imprescindible, por favor.

Comer es un acto político de Alain Ducasse, editorial Txalaparta. La redacción resulta algo caótica, pero la esencia del libro es imprescindible. Te abre los ojos a la importancia, al impacto social, económico y medioambiental de cada pequeña decisión que tomamos con respecto a nuestra alimentación.

Por último, ¿vino o cerveza?

¿Puede ser champán?