Hermanas Arce

Por Mar de Alvear

Ana y Elena están unidas por sangre y por un proyecto en torno a la comida que reconforta, pero de verdad.  

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Madrid es Madrid y esto imprime ciertas similitudes a sus bares y restaurantes. Sin embargo, existen raras perlas que no parecen de aquí y sí de más allá, de otras latitudes. Quizá sea cierto o una simple fantasía de quien esto escribe. 

Nos referimos, por ejemplo, al proyecto de Ana y Elena, a quienes les une un apellido, Arce, y quienes han creado un espacio muy agradable en fondo y forma. Es Hermanas Arce y sugiere calma. Y eso, cuando se trata de tomarse un café o alimentarse, no es accesorio. Todo lo contrario, es importante. Es como volver a casa, estar y sentirse en ella. 

Hermanas Arce es bonito, es rico y es inspirador. Sí, es muy inspirador porque apetece quedarse allí, pasar más rato, e invita a comer mejor, prestando atención a los ingredientes y disfrutando del proceso, del tiempo que precisa cada receta. Sin prisa, con atención. Así se suele disfrutar de casi todo, también de la comida. 

Sin atajos

Inaugurado a finales de 2018, Ana y Elena aseguran que siguen practicando “una cocina sencilla que intenta poner el énfasis en el producto y en el hecho de que lo hacemos todo nosotras. No son cosas complicadas, pero no cogemos atajos. Suele ser de inspiración mediterránea, pero no nos restringimos a un único país”.

Así es, un vistazo a su perfil de Instagram, en el que comparten puntualmente el menú, se parece bastante a un viaje culinario con múltiples paradas. Y esto multiplica el atractivo de la visita, porque sabes que con toda seguridad te sorprenderán con sabores y combinaciones de ingredientes que nunca antes probaste. Quizá algunas te suenen, quizá incluso sí las saboreaste en otros lugares y en otros tiempos, pero muchas otras posiblemente sean nuevas. 

Mejor humor

Para ellas la alimentación es una fuente simple de felicidad: “si comes algo que está rico, te mejora el humor”. No les obsesiona nada y suelen comprar productos de temporada en tiendas de barrio. “Evitamos los ingredientes procesados porque tampoco los vimos de pequeñas en casa así que siempre nos ha gustado complicarnos la vida haciéndolo todo nosotras”, indican. 

En sus cocinas particulares y por supuesto en la de su local, siempre hay mucha fruta y verdura, un poco de carne y pescado, y especias, chile y queso parmesano. Les gusta variar bastante de recetas, pero ellas siempre tienen ganas de comer pasta. 

Nos gusta la parte salada de Hermanas Arce, pero sentimos debilidad por la dulce. Instagram es un gran escaparate en el que sus platos, bollos y panes sacuden las papilas gustativas a través de la pantalla. Y todo, recordemos, lo elaboran en su cocina. Y todo lleva el tiempo que lleva y ellas lo cumplen, y eso se nota en cada bocado. También se perciben el cariño y la delicadeza en las mermeladas que elaboran y que venden junto a una pequeña selección de vinos naturales, que por supuesto se pueden tomar en el local. 

Ahora, claro, el servicio de take away complementa el servicio en el establecimiento.  

Lecturas

Antes de concluir la conversación, les pedimos que compartan algunas de sus lecturas culinarias y sugieren tres: Blood, bones & butter de Gabrielle Hamilton; A Greedy Man in a Hungry World, de Jay Rayner; y Cooked de Michael Pollan.

Nos gusta este refugio bonito para los días de otoño y lluvia. ¿Quién dice que no a un buen café y un bollo horneado apenas hace un ratito? ¿O a un sándwich mixto? ¿Quién dice que no…?